METÁFORA DE FE
Todo termina por ser incongruente,
lo único evidente es que ella no está aquí.
Llevo algunos meses deseando recortar
la distancia que nos disgrega,
y he llegado a la firme conclusión
de que el anhelar contagia el sentir
y que el sentir olvida el vivir.
Un taxista condenado
en la autopista del azar
es el tiempo.
Hablo de ese tiempo inexorable
que ni la poesía transgrede
ni el amor comprende.
Tiempo, tanto tiempo
y yo la evoco con premura
en mi metáfora de fe.
Aislado la rememoro
como secuencia de tiempo pasado
o de presente imaginado,
siendo hoy la soledad no una enfermedad
sino una verdad.
Y ahora renazco,
desprecio al camino
que se ensaña conmigo,
que lacera mi intención,
que acoge al olvido.
Condeno esta suerte
que me desafía
y evita el enfrentamiento,
porque sabe que mi lucha y mi esperanza
no viven y morirán hoy,
sino que crecen y vivirán para siempre.
Diego M. Eguiguren, Bajo un cielo de ceniza, 2011
ISBN: 978-612-46537-7-3
Depósito legal en la BNP: 2015-11506